lunes, 9 de marzo de 2015

LA MENOPAUSIA, ESA GRAN DESCONOCIDA






Tengo que reconocer que este fin de semana me quedé impactada cuando vi en la farmacia un test de menopausia. Igualito que el test de embarazo, pero para la menopausia. Supongo que me pilló totalmente desprevenida y no pude evitar sorprenderme al verlo.

Estaba encima del mostrador y la publicidad decía:

“¿Tienes el periodo intermitente?”

“¿Tienes sofocos?”

“¿Tienes cambios de humor?”

“¿Tienes sequedad en la piel?”

Y alguna que otra pregunta más que yo relacioné inmediatamente con la menopausia, porque ya llevo un tiempo oyendo hablar de ella y de sus “no muy agradables efectos secundarios”.

No pude evitar coger el envase y mirarlo por los cuatro costados y sus dos partes principales como si fuera un marciano venido de otro planeta. Allí estaban las instrucciones de cómo usarlo y la foto de dicho artilugio y las dos famosas rayitas de color rojo en distintos tonos, como si fuera un “predictor” (test de embarazo) o similar y te mostraba claramente cuál era el resultado válido, cual el falso y cual el que no quedaba claro si el resultado era positivo o negativo.

Por lo poco que voy hablando del tema con mis hermanas mayores, veo que en mi familia hasta entrados los 50 no hay que preocuparse por este tema, pero conozco gente que ya está experimentando estos cambios en la cuarentena y la verdad es que lo pasan muy mal.

Recuerdo que mi hermana mayor me contaba que nadie te prepara para la llegada de la menopausia. Nadie te cuenta como es, los síntomas que tienes y como lo vive cada persona. Que las mujeres pasan por este proceso solas y que no es nada agradable.

No sé si ya existirán las charlas para prepararte para este cambio en la vida (yo que soy alumna de aula), pero no estaría de más que a alguien que ya ha pasado por ello se le ocurriera empezar a compartir con el mundo cómo se vive algo así y que pusiera al alcance de cualquier mujer en edad de cambios de esta envergadura, alguna que otra recomendación para llevarlo un poquito mejor. Digo yo…

Una anécdota que no se me olvidará nunca fue cuando AG me contó que como tenía unos síntomas extraños y ya había entrado en la cuarentena, pidió que le hicieran las pruebas de la pre-menopausia y le dijeron que no es que tuviera la menopausia, sino que lo que le pasaba era que estaba embarazada.

¡Esto es la monda! Cuando uno ya cree que está pasando a otra etapa de la vida, resulta que sí, que hay un paso a otra etapa, pero no a la que ella se esperaba, sino que retrocedió hacia atrás unos cuantos años y tuvo que empezar de nuevo a cambiar pañales… y feliz que anda ella ahora con su retoño y uno de los grandes amores y pilares en su vida. ¡Enhorabuena prima!

Otro caso que recuerdo fue cuando me trasladé hace unos años a trabajar una temporada en  la capital española y me encontré con una mujer de casi 60 años, ¡abanicándose en la oficina en pleno noviembre! Eso sí que me impactó. Pensé “a esta mujer le debe de pasar algo, porque no es normal que en noviembre una esté con el abanico en mano dale que te pego….”

Yo que sí que soy de las de llevar abanico en el bolso, porque en verano sí que lo uso a menudo para combatir el calor, me chocó enormemente ver a alguien usando un abanico casi llegado el invierno.

Semanas más tarde, cuando ya teníamos un poco más de confianza, me contó que a ella le vino la menopausia antes de los 50 y que no estaba por la labor de sufrir las consecuencias de dicho cambio por aquel entonces. Que no se sentía preparada. Así que por lo visto se puso no sé qué parches (o algo parecido, ya no recuerdo los detalles) que le retrasaron la llegada de dicho cambio, unos 7 o 10 años tranquilamente.

Otra vez sorprendida me quedé, ya que no tenía ni idea de que también existía la posibilidad de retrasar la llegada de la menopausia químicamente…

Y es que parece que no sé si es por el país, por la sociedad, por la generación, o por la familia en la que me ha tocado vivir, pero se me antoja que muchos temas relacionados con el sexo, fueron, son y siempre serán tabú para los restos de la eternidad y que nadie habla naturalmente de ellos.

Pero bueno, los tiempos cambian y por mucho que le pese a los que no creen en los cambios, las personas también cambiamos, así que yo este es un tema del que hablo con la misma naturalidad que puedo hablar de la famosa cámara de tortura sexual del archiconocido Christian Grey.

¡Feliz Menopausia!

 

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