Resulta que de tanto escribir
puede que me esté pasando 3 pueblos y medio. Me dijeron que mínimo escribiera
unas 600 palabras para los artículos de mi blog profesional y me encuentro escribiendo artículos de 1,200… Ni tanto ni
tan calvo, tengo que encontrar un punto intermedio...
Y es que cuando uno menos se lo
espera aparece la inspiración como por arte de magia. Será por lo mucho que me
gusta escribir, que aunque me cueste arrancar la pluma luego parece que me
quedo sin tinta!
En tan solo 4 o 5 días de decidir
escribir en mi blog personal y ponerme a ello, me he inspirado y llevo varios días escribiendo para mi blog
profesional y haciendo acopio de artículos para poder tener varias semanas
seguidas cubiertas. Hay que aprovechar las buenas rachas!
Ahora ya ni me pongo el
despertador. Mi cuerpo sabe que por la mañana es cuando estoy más activa y ya a
las 7am me despierta relajadamente y rápidamente me pongo a preparar el
desayuno, mientras “hago los deberes del día” (escribir), antes de ir a mi
sesión matutina de gimnasio. Me pongo las pilas en un santiamén con tanta
actividad y me encanta!
Hoy no tengo ningún tema concreto
para hablar, aunque si lo pienso bien, hay un montón de cosas que me pasan
durante el día, de las que hablaría y haría reflexiones personales simplemente
para mí, porque me apetece y porque sé que luego es divertido compartirlas
contigo.
Ayer me quede sin batería en el
móvil así que aproveché un trayecto de metro para hacer lo que a menudo me
gusta hacer: observar a la gente. Es divertido ver como hoy en día la mayoría de
las personas están totalmente absorbidas por sus pantallas de móvil
(desafortunadamente, yo me incluyo en ese gran grupo); algunas otras leen (en
tabletas, ebooks, libros o periódicos) y las que menos, observan a los demás, o
simplemente miran distraídos a cualquier lugar mientras llegan a su destino.
Así que ayer me puse a observar a
la gente y pensé que si todos pensáramos en voz alta, se montaría una buena y
el vagón de metro parecería una jaula de grillos.
En una de las paradas subió un
caballero que venía hablando consigo mismo. Era un hombre de unos 60 y pico
años que iba hablando en voz baja, pero que se veía perfectamente que iba
pensando en voz alta. Muy cerca de él había un chico con síndrome de down, de
unos 30 años que hasta ese momento no había llamado la atención, pero en cuanto
vio a este caballero hablando en voz alta, comenzó él también a hablar en voz
alta.
Así que allí teníamos a 2
desconocidos hablando en voz alta (vaya Vd a saber de qué hablaba cada uno,
porque yo ya no presté atención a ese detalle en concreto) y al resto del vagón
mirando a uno y a otro con cara de extrañeza, desagrado, o asombro.
Y yo me reía para mis adentros
mirando a muchos de esos extrañados e intentaba imaginarme que estarían
pensando… Y ahí fue donde se me vino a la cabeza que si cada uno de nosotros pensáramos
en voz alta, el vagón se convertiría en una jaula de grillos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para compartir conmigo cualquier cosa, puedes dejarme aquí tu comentario con perfil "anónimo". Si quieres deja tus iniciales en el texto que escribas. ¡Me encantará leerte!