Se me vienen un par de refranes
populares a la cabeza a los que no paro de darle vueltas… “allá donde fueres,
haz lo que vieres” y “vaya yo caliente, ríase la gente”.
Y es que está muy bien hacer algo
en el lugar donde ves que se suele hacer, pero si sacas eso de aquel lugar y
situación en la que lo has vivido y te ha parecido hasta curioso, a lo mejor
queda hasta mal y todo. Y pensando pensando, creo que eso debe de venir de
nuestra cultura y educación. O simplemente porque no estamos acostumbrados a
ver algo en concreto y precisamente por eso nos choca.
Ayer iba en el tren (para variar)
y en un momento determinado noté que delante de mí iba sentado un chico de
color, de unos 20 años. Él iba sentado en unos asientos de 4 y yo estaba al
otro lado del pasillo en una fila corredera de varios asientos. Más o menos me
pillaba justo enfrente.
Me llamó la atención que tenía en
la mano una especie de “palulú” que no paraba de chupar. Hasta aquí bien.
Incluso pensé “anda mira, todavía existe gente que come el famoso palulú que
comía yo hace 30 años…”(por cierto, esto me recuerda que me estoy haciendo
mayor…). Ese palito que parecía una pequeña rama de árbol, que era blandito y
que sabía a regaliz. Cuantos de nosotros no habremos comido un palito de esos…
¡Qué recuerdos de mi infancia!
Al cabo de un rato volví a
levantar la mirada de mi móvil (si, si, me confieso, soy una de esas personas
pegadas al móvil cuando voy en transporte público… aprovechando el tiempo, como
digo yo, jejeje), bien pues como los chicos que estaban sentados en los mismos
asientos que este chico en cuestión hablaban para todo el vagón de tren, en un
momento dado que levanté la cabeza, vi al chico este del palulú dale que te
pego con el palito en los dientes: chic-chac, chic-chac, chic-chac. Por un
momento me quedé estupefacta…. No paraba de darle para delante y para atrás,
por encima y por debajo, por las paletas y por las muelas, incluso a veces con
la boca bien abierta por la parte interior de la boca, como si se estuviera
pasando un palillo de dientes.
Esa imagen me impactó tanto que
me quedé observando a ver que hacía y cómo lo hacía durante unos cuantos
segundos seguidos. Luego el resto del viaje, me dediqué a observar
discretamente como esta persona llevaba a cabo su ritual de higiene bucal,
delante de desconocidos y sin importarle un pimiento lo que los demás pudieran
pensar de él (o sí, vaya Vd. a saber…).
Tras el primer impacto, recordé
que había visto en algún documental que en África es típico lavarse los dientes
usando una rama de árbol. O por lo menos esa fue la “síntesis” con la que yo me
quedé de ese documental. Así que tras el impacto, vino el recuerdo y luego la
fascinación.
También sentí asco, para que
negarlo, porque culturalmente en Europa no acostumbramos a lavarnos los dientes
con un palo y mucho menos delante de todo el mundo. Es algo que solemos hacer
en privado y en un cuarto de baño, lavabo, aseo, o donde nos pille, pero
generalmente lo hacemos en un lugar cerrado y normalmente sin público.
Bueno, pues hace un rato cuando
estaba buscando fotos en google para subir el artículo al blog, he puesto en el
buscador “palo para limpiarse los dientes” y me he quedado sorprendida de ver
tantísimas fotos sobre el “SIWAK”, que es así como se llama el “palulú” en
cuestión….
Y justo ayer hablando con las
Mosqueteras, BM me dijo que ella había visto tal “instrumento” en una tienda
ecológica y hasta se había planteado comprarlo. ¡Casi me parto de risa! Y me he
reído todavía más cuando he visto en google que la primera foto que me salía
con eso de “palo para limpiarse los dientes”, era precisamente la publicidad de
una tienda ecológica anunciando “cepillos de dientes naturales y ecológicos” y
unas fáciles instrucciones ilustradas de su uso: ponerlo en remojo y cuando
esté blandito pelarlo un poco, separar las cedras y ala, a rascar.
Con lo poco que he leído por
encima y en diagonal, he aprendido que el Siwak se usa en la cultura musulmana
para purificar la boca, así que he concluido (no sé si correcta o
incorrectamente, pero eso no me importa) que aparte de africano, este chico
debe de ser musulmán.
Creo que lo que más me ha llamado
la atención de toda esta historia es saber que este tipo de prácticas se está
introduciendo en las tiendas ecológicas de occidente. Y es que no hay nada como
las técnicas ancestrales y naturales de mis amigos los africanos (tengo
predilección por ese continente en concreto). Pero espero de todo corazón que
si esta práctica se extiende, los Europeos sigamos haciendo buen uso de nuestra
educación y sigamos utilizando un espacio privado para llevar a cabo nuestras
tareas de higiene bucales, ya sea con un cepillo de dientes de plástico de los
de toda la vida, o con un palulú reconvertido a instrumento de higiene bucal.
He dicho.
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