jueves, 26 de febrero de 2015

SIWAK, EL ANCESTRAL CEPILLO DE DIENTES DEL FUTURO

 



Se me vienen un par de refranes populares a la cabeza a los que no paro de darle vueltas… “allá donde fueres, haz lo que vieres” y “vaya yo caliente, ríase la gente”.

Y es que está muy bien hacer algo en el lugar donde ves que se suele hacer, pero si sacas eso de aquel lugar y situación en la que lo has vivido y te ha parecido hasta curioso, a lo mejor queda hasta mal y todo. Y pensando pensando, creo que eso debe de venir de nuestra cultura y educación. O simplemente porque no estamos acostumbrados a ver algo en concreto y precisamente por eso nos choca.

Ayer iba en el tren (para variar) y en un momento determinado noté que delante de mí iba sentado un chico de color, de unos 20 años. Él iba sentado en unos asientos de 4 y yo estaba al otro lado del pasillo en una fila corredera de varios asientos. Más o menos me pillaba justo enfrente.

Me llamó la atención que tenía en la mano una especie de “palulú” que no paraba de chupar. Hasta aquí bien. Incluso pensé “anda mira, todavía existe gente que come el famoso palulú que comía yo hace 30 años…”(por cierto, esto me recuerda que me estoy haciendo mayor…). Ese palito que parecía una pequeña rama de árbol, que era blandito y que sabía a regaliz. Cuantos de nosotros no habremos comido un palito de esos… ¡Qué recuerdos de mi infancia!

Al cabo de un rato volví a levantar la mirada de mi móvil (si, si, me confieso, soy una de esas personas pegadas al móvil cuando voy en transporte público… aprovechando el tiempo, como digo yo, jejeje), bien pues como los chicos que estaban sentados en los mismos asientos que este chico en cuestión hablaban para todo el vagón de tren, en un momento dado que levanté la cabeza, vi al chico este del palulú dale que te pego con el palito en los dientes: chic-chac, chic-chac, chic-chac. Por un momento me quedé estupefacta…. No paraba de darle para delante y para atrás, por encima y por debajo, por las paletas y por las muelas, incluso a veces con la boca bien abierta por la parte interior de la boca, como si se estuviera pasando un palillo de dientes.

Esa imagen me impactó tanto que me quedé observando a ver que hacía y cómo lo hacía durante unos cuantos segundos seguidos. Luego el resto del viaje, me dediqué a observar discretamente como esta persona llevaba a cabo su ritual de higiene bucal, delante de desconocidos y sin importarle un pimiento lo que los demás pudieran pensar de él (o sí, vaya Vd. a saber…).

Tras el primer impacto, recordé que había visto en algún documental que en África es típico lavarse los dientes usando una rama de árbol. O por lo menos esa fue la “síntesis” con la que yo me quedé de ese documental. Así que tras el impacto, vino el recuerdo y luego la fascinación.

También sentí asco, para que negarlo, porque culturalmente en Europa no acostumbramos a lavarnos los dientes con un palo y mucho menos delante de todo el mundo. Es algo que solemos hacer en privado y en un cuarto de baño, lavabo, aseo, o donde nos pille, pero generalmente lo hacemos en un lugar cerrado y normalmente sin público.

Bueno, pues hace un rato cuando estaba buscando fotos en google para subir el artículo al blog, he puesto en el buscador “palo para limpiarse los dientes” y me he quedado sorprendida de ver tantísimas fotos sobre el “SIWAK”, que es así como se llama el “palulú” en cuestión….

Y justo ayer hablando con las Mosqueteras, BM me dijo que ella había visto tal “instrumento” en una tienda ecológica y hasta se había planteado comprarlo. ¡Casi me parto de risa! Y me he reído todavía más cuando he visto en google que la primera foto que me salía con eso de “palo para limpiarse los dientes”, era precisamente la publicidad de una tienda ecológica anunciando “cepillos de dientes naturales y ecológicos” y unas fáciles instrucciones ilustradas de su uso: ponerlo en remojo y cuando esté blandito pelarlo un poco, separar las cedras y ala, a rascar.

Con lo poco que he leído por encima y en diagonal, he aprendido que el Siwak se usa en la cultura musulmana para purificar la boca, así que he concluido (no sé si correcta o incorrectamente, pero eso no me importa) que aparte de africano, este chico debe de ser musulmán.

Creo que lo que más me ha llamado la atención de toda esta historia es saber que este tipo de prácticas se está introduciendo en las tiendas ecológicas de occidente. Y es que no hay nada como las técnicas ancestrales y naturales de mis amigos los africanos (tengo predilección por ese continente en concreto). Pero espero de todo corazón que si esta práctica se extiende, los Europeos sigamos haciendo buen uso de nuestra educación y sigamos utilizando un espacio privado para llevar a cabo nuestras tareas de higiene bucales, ya sea con un cepillo de dientes de plástico de los de toda la vida, o con un palulú reconvertido a instrumento de higiene bucal.

He dicho.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para compartir conmigo cualquier cosa, puedes dejarme aquí tu comentario con perfil "anónimo". Si quieres deja tus iniciales en el texto que escribas. ¡Me encantará leerte!